El deporte y la actividad física regular pueden ser beneficiosos para la salud renal de varias maneras. Aquí te explicamos algunas de ellas.

Control de la presión arterial: El ejercicio regular puede ayudar a mantener la presión arterial bajo control, lo que es importante para prevenir problemas renales. La presión arterial alta puede dañar los vasos sanguíneos en los riñones y reducir su capacidad para filtrar la sangre.

Control del azúcar en la sangre: El ejercicio regular también puede ayudar a controlar los niveles de azúcar en la sangre y prevenir la diabetes, que es la principal causa de la enfermedad renal crónica.

Mejora del flujo sanguíneo: El ejercicio puede mejorar el flujo sanguíneo a los riñones. El flujo sanguíneo adecuado es importante para la salud renal, ya que los riñones dependen de un adecuado suministro de sangre para filtrar los desechos y producir orina.

Control del peso: El ejercicio regular puede ayudar a mantener un peso saludable. El exceso de peso puede aumentar el riesgo de presión arterial alta, diabetes y por lo tanto de enfermedad renal.

Es importante recordar que el ejercicio intenso o excesivo puede aumentar el riesgo de lesión renal bajo ciertas condiciones, especialmente cuando existe deshidratación severa, daño muscular extenso inducido por el ejercicio (rabdomiolisis) y en personas con condiciones médicas preexistentes que puedan afectar el adecuado funcionamiento de los riñones. Por este motivo, se recomienda conocer cuál es la condición medica de la persona antes de comenzar un programa de ejercicio y asegurarse de estar bien hidratado durante la actividad física.

En general, el deporte y la actividad física resultan beneficiosos para la salud renal y cardiovascular, pero es importante hacerlo de manera responsable y siguiendo las recomendaciones médicas ajustando el tipo de actividad de acuerdo a las necesidades de cada persona.

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